Prácticamente a todas las personas les gusta el chocolate. Si bien siempre ha estado presente en las tiendas, restaurantes, cumpleaños y en las cajas que los enamorados obsequian como un regalo especial, hoy este alimento goza de un momento en el que también es reconocido como fuente de salud y belleza.
Aunque su demanda impide segmentar a las personas por edad, sexo o poder adquisitivo, al menos en una boutique de chocolate son las mujeres de entre 15 y 45 años quienes más lo compran.
La calidad del chocolate está dada por la región de origen de su cacao, asà como por el porcentaje de su contenido. De esta manera, existen diferentes variedades y, por ende, precios. Un chocolate gourmet, por ejemplo, se caracteriza por usar materias primas de calidad, por una preparación minuciosa del artesano chocolatero y por tener una fina presentación.
La diferencia entre el chocolate industrial y uno de calidad superior hecho a mano radica en que losingredientes de este último son naturales, pues no se utilizan conservadores ni sabores artificiales para su elaboración. Tampoco la manteca de cacao es reemplazada por grasas vegetales, ya que eso degrada su aroma natural y sus propiedades, explica el Chef Luis Robledo, propietario de la boutique Tout Chocolat. “Es importante desligar al chocolate de los productos del mercado comercial masivo, invadido sólo de golosinas con altos contenidos de azúcar”, dice.
Debido a que la mayorÃa de las personas no logra distinguir entre un sucedáneo de chocolate y uno compuesto con verdadero cacao, el consumo anual per cápita en nuestro paÃs es de tan sólo 650g. Ésta es una cifra sumamente baja en comparación a los 10.5kg que consumen los estadounidenses y muy lejos de los 12kg del europeo promedio.
Aunque a primera vista pareciera que su ingesta se debe a otros factores, como pudiera ser el clima, en realidad se trata de un aspecto cultural. Prácticamente en toda cafeterÃa europea se acostumbra acompañar una taza de café con un chocolate amargo, señala Raúl Picard, propietario de Productos Zam-Fre, empresa chocolatera con más de 40 años en el mercado. Por otro lado, el emprendedor apunta que seguirá extendiéndose la moda de abrir boutiques de chocolate en todo el mundo.
En México representa un nicho reciente que apenas va dando sus primeros pasos, por lo tanto, existen muy pocas tiendas que ofrecen chocolate artesanal. Esto representa un mercado poco competido y una atractiva oportunidad de negocio. Un establecimiento de este tipo mensualmente factura entre $300,000 y $500,000, y en temporadas bajas registra ventas diarias de entre $10,000 a $12,000, mismas que se duplican o triplican en temporadas altas como San ValentÃn o Navidad.
Su oferta abarca los bombones, confites, pasteles y bebidas, que incluyen desde el chocolate macizo en barra, hasta los rellenos con jaleas de diferentes frutas y ganache con jugos, licores o infusiones como las de café orgánico. Asimismo, trufas, turrones y casi cualquier presentación en la confiterÃa –tanto de frutos secos, como de nueces, almendras, avellanas y castañas cubiertas con chocolate–; amén de otros postres a base de este ingrediente, como los brownies y macarons.
Es decir, es todo un mundo de ideas y presentaciones donde existen otros nichos que se encuentran a su alrededor. Por ejemplo, además de venderlo como producto, puedes incluir en tu oferta artÃculos relacionados con las bebidas hechas a base de chocolate, como tazas, espumadores y cocoa para preparar en casa. También tienes la opción de dar clases y ofrecer catas como lo hace Que Bo!, donde los clientes prueban 15 diferentes sabores de chocolate. La tienda está a cargo de José Ramón Castillo, quien acaba de ser nombrado “Salvaguarda del cacao mexicano” por el gobierno mexicano
Modelo. Negocio independiente con venta al detalle y degustación de chocolates finos y tipo gourmet, asà como regalos corporativos y mesas de postres para eventos sociales.
Público objetivo. Mujeres de 15 a 45 años y de nivel socioeconómico medio a alto; empresas y público en general que gusta del chocolate.
Infraestructura. Local de 40m2 a 60m2, en avenida principal a pie de calle con alto flujo de personas o, como segunda opción, una isla o córner en planta baja de centros comerciales.
Equipamiento. Vitrinas, estantes y anaqueles con acabados finos y atractiva decoración.
Personal. Administrador (también gestiona la venta de mesas de postres) y empleado de mostrador. Cursos y catas a cargo de un artesano chocolatero bajo outsourcing.
Inversión inicial: $478,102
Margen de utilidad: 12 al 14 por ciento.
Aunque su demanda impide segmentar a las personas por edad, sexo o poder adquisitivo, al menos en una boutique de chocolate son las mujeres de entre 15 y 45 años quienes más lo compran.
La calidad del chocolate está dada por la región de origen de su cacao, asà como por el porcentaje de su contenido. De esta manera, existen diferentes variedades y, por ende, precios. Un chocolate gourmet, por ejemplo, se caracteriza por usar materias primas de calidad, por una preparación minuciosa del artesano chocolatero y por tener una fina presentación.
La diferencia entre el chocolate industrial y uno de calidad superior hecho a mano radica en que losingredientes de este último son naturales, pues no se utilizan conservadores ni sabores artificiales para su elaboración. Tampoco la manteca de cacao es reemplazada por grasas vegetales, ya que eso degrada su aroma natural y sus propiedades, explica el Chef Luis Robledo, propietario de la boutique Tout Chocolat. “Es importante desligar al chocolate de los productos del mercado comercial masivo, invadido sólo de golosinas con altos contenidos de azúcar”, dice.
Debido a que la mayorÃa de las personas no logra distinguir entre un sucedáneo de chocolate y uno compuesto con verdadero cacao, el consumo anual per cápita en nuestro paÃs es de tan sólo 650g. Ésta es una cifra sumamente baja en comparación a los 10.5kg que consumen los estadounidenses y muy lejos de los 12kg del europeo promedio.
Aunque a primera vista pareciera que su ingesta se debe a otros factores, como pudiera ser el clima, en realidad se trata de un aspecto cultural. Prácticamente en toda cafeterÃa europea se acostumbra acompañar una taza de café con un chocolate amargo, señala Raúl Picard, propietario de Productos Zam-Fre, empresa chocolatera con más de 40 años en el mercado. Por otro lado, el emprendedor apunta que seguirá extendiéndose la moda de abrir boutiques de chocolate en todo el mundo.
En México representa un nicho reciente que apenas va dando sus primeros pasos, por lo tanto, existen muy pocas tiendas que ofrecen chocolate artesanal. Esto representa un mercado poco competido y una atractiva oportunidad de negocio. Un establecimiento de este tipo mensualmente factura entre $300,000 y $500,000, y en temporadas bajas registra ventas diarias de entre $10,000 a $12,000, mismas que se duplican o triplican en temporadas altas como San ValentÃn o Navidad.
Su oferta abarca los bombones, confites, pasteles y bebidas, que incluyen desde el chocolate macizo en barra, hasta los rellenos con jaleas de diferentes frutas y ganache con jugos, licores o infusiones como las de café orgánico. Asimismo, trufas, turrones y casi cualquier presentación en la confiterÃa –tanto de frutos secos, como de nueces, almendras, avellanas y castañas cubiertas con chocolate–; amén de otros postres a base de este ingrediente, como los brownies y macarons.
Es decir, es todo un mundo de ideas y presentaciones donde existen otros nichos que se encuentran a su alrededor. Por ejemplo, además de venderlo como producto, puedes incluir en tu oferta artÃculos relacionados con las bebidas hechas a base de chocolate, como tazas, espumadores y cocoa para preparar en casa. También tienes la opción de dar clases y ofrecer catas como lo hace Que Bo!, donde los clientes prueban 15 diferentes sabores de chocolate. La tienda está a cargo de José Ramón Castillo, quien acaba de ser nombrado “Salvaguarda del cacao mexicano” por el gobierno mexicano
Modelo. Negocio independiente con venta al detalle y degustación de chocolates finos y tipo gourmet, asà como regalos corporativos y mesas de postres para eventos sociales.
Público objetivo. Mujeres de 15 a 45 años y de nivel socioeconómico medio a alto; empresas y público en general que gusta del chocolate.
Infraestructura. Local de 40m2 a 60m2, en avenida principal a pie de calle con alto flujo de personas o, como segunda opción, una isla o córner en planta baja de centros comerciales.
Equipamiento. Vitrinas, estantes y anaqueles con acabados finos y atractiva decoración.
Personal. Administrador (también gestiona la venta de mesas de postres) y empleado de mostrador. Cursos y catas a cargo de un artesano chocolatero bajo outsourcing.
Inversión inicial: $478,102
Margen de utilidad: 12 al 14 por ciento.